HÍBRIDOS INDUSTRIALES: OBJETOS, MÁQUINAS Y ARQUITECTURAS QUE PROYECTAN LA TRADICIÓN AL FUTURO

  • Cuándo: Fecha: 15 de mayo de 2020

Especial la Divisa

Al hablar de híbridos industriales en el Paisaje Cultural Cafetero también nos referimos a nuevas formas de economía creativa en la región.  Espacios ideales para construir lazos con la memoria y la identidad, lugares en donde se cuestionan los tiempos de la ciudad, que generan extrañeza por el cruento destino al que llegaron, pero en donde es posible repensar un futuro a partir de un presente silencioso.

Por lo tanto, recorrimos antiguas trilladoras, viejas estaciones de tren, entre otros vestigios, objetos y construcciones para hablar de estos encuentros donde tradición, tecnología e innovación moldean día a día el paisaje que habitamos. 

Foto: Sena Risaralda | Centro Cultural, Turístico y Gastronómico Calle de la Fundación de Pereira del SENA en la antigua estación del ferrocarril del parque Olaya Herrera.

La economía creativa, también llamada economía naranja, tiene en el Paisaje Cultural Cafetero un largo y pródigo antecedente.  Los procesos de producción cafetera implicaron desde el siglo XIX el cruce efectivo de tres variantes: la tradición agrícola, la innovación con tecnologías de carácter industrial y el ingenio creativo de la sociedad cafetera. 

Hoy, cuando en el marco de la economía creativa se plantea que la triada tradición-tecnología-innovación es el futuro para la proyección del sector cultural y creativo y al tiempo una inserción más efectiva en el engranaje social y económico del país, vale la pana revisar eso que hemos llamado ¨híbridos industriales¨. 

Nos referimos a los múltiples artefactos innovadores que surgieron en las regiones cafeteras de Colombia, y específicamente, en el antes llamado Gran Caldas (Eje Cafetero), y que constituyen un antecedente de notable valor histórico, que se mantienen vigentes gracias a que continúan dando una repuesta adecuada a los desafíos del entorno: se adoptan y representan también una potente posibilidad a los retos culturales y tecnológicos emergentes. 

especial hibridos industriales-08

Objetos como las sillas y otros utensilios fabricados con materiales de cestería, máquinas como el Jeep Willys y arquitecturas como las trilladoras de café, son solo algunos ejemplos de artefactos que se han transformado creativamente, generando productos nuevos que se van adecuando a los desafíos del entorno. Artefactos que no son completamente nuevos ni completamente propios, pero que en su transformación técnica y adaptación cultural se convierten en híbridos novedosos y apropiados.

Como muestra sobresaliente de este tipo de híbridos industriales la arquitecta Tatiana Rivera Pabón nos presenta especialmente para La Divisa un avance de su investigación sobre las trilladoras de café y sus perspectivas actuales.  Esto además nos impulsó a indagar sobre otros tipos de objetos y transformaciones del patrimonio, que más que evocar un pasado, constituyen un interesante norte para el desarrollo cultual y creativo.  

Foto: Tatiana Rivera Pabón | Museos de arte en las antiguas bodegas del conjunto férreo de Armenia

TRILLADORAS DE CAFÉ: MARCAS EN EL PAISAJE Y TRANSFORMACIONES CREATIVAS DE UN EDIFICIO-MÁQUINA

 

TATIANA RIVERA PABÓN

ARQUITECTA, UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA SEDE BOGOTA. MAGISTER EN URBANISMO UNIVERSIDAD FEDERAL DE RIO DE JANEIRO (UFRJ). EN ESTA ÚLTIMA ACTUALMENTE ES TESISTA DE DOCTORADO CON SU INVESTIGACIÓN “REDES TÉCNICAS Y PATRIMONIO INDUSTRIAL EN LA CONFIGURACIÓN TERRITORIAL DEL PAISAJE CAFETERO – EL CASO DEL PAISAJE CULTURAL CAFETERO DE COLOMBIA”.

Objetos, máquinas y arquitecturas utilizadas en el proceso de producción del café han definido históricamente las relaciones entre el caficultor y su medio, dando forma a un paisaje cafetero artificializado que se transforma continuamente de la mano de la técnica. En este paisaje de carácter hibrido, que denota una naturaleza trabajada por el hombre, se destaca el caso de las trilladoras de café, inicialmente artefactos, luego edificios encargados de retirar por medios mecánicos la cáscara o pergamino que envuelve el grano de café́ almendra para transformarlo en café́ verde, donde posteriormente es seleccionado de acuerdo a su calidad para ser comercializado. Su evolución técnica ha definido escenarios de carácter industrial tanto en las áreas rurales de plantación como en las urbanas de procesamiento y comercialización, configurando espacios productivos donde confluyen actores que han dejado marcas profundas en el territorio. 

Pero a pesar de su importancia en la modernización de la industria cafetera, el papel de las trilladoras y demás arte-factos de la cadena productiva en el desarrollo del espacio físico y social de la región no ha sido suficientemente destacado en la declaratoria del Paisaje Cultural Cafetero, a lo que se suma una falta de estudios históricos sobre la conformación espacial de la ciudad del periodo de modernización donde tuvieron mayor relevancia (1920-1972). Se considera que debido a esto la declaratoria Unesco, a pesar de que cuenta con un grupo de atributos relacionados con la modernización técnica, sobrevalora los legados de la colonización antioqueña del siglo XIX, relegando la condición dinámica del paisaje y dejando de valorar las transformaciones modernizadoras del siglo XX y XXI.  Fuera de esto se ha hecho caso omiso de las recomendaciones hechas por la Unesco al Estado colombiano en relación a “continuar con la realización del inventario de las fincas, de los inmuebles de arquitectura urbana y de los edificios asociados…”, y “… continuar fortaleciendo la protección de los parámetros culturales y naturales, incluidos los edificios en las áreas semiurbana y urbana del paisaje, en general”, lo que ha impedido el amplio abordaje de estos edificios-máquina.

Foto: Tatiana Rivera Pabón | Estación-bodega en el corregimiento de Caimalito, área rural junto al rio Cauca ubicada al noroccidente del municipio de Pereira.

EVOLUCIÓN TÉCNICA DE LA TRILLA: DEL CAMPO A LA CIUDAD EN BUSCA DE NUEVAS FUENTES DE ENERGÍA

La aparición de trilladoras en el Viejo Caldas se dio de forma muy dispersa en áreas rurales en la primera década del siglo XX, a lo largo de las vías de transporte que comunicaban los centros de producción con los de compra del grano. Para entonces, la trilla se hacía en las fincas con pilones de madera artesanales movidos por caballos o bueyes, mientras que en las grandes haciendas se instalaron edificios tecnificados que utilizaron las grandes caídas de agua para asegurar tanto el suministro constante del recurso como una eventual generación de energía hidráulica. En Pereira, haciendas como La Julia, El Jardín y El Polo, de propiedad de los primeros comerciantes y exportadores de café caldenses, beneficiaban no solo su café sino el de fincas cercanas y además, proveían de energía eléctrica a la ciudad (1).

Es solo con la llegada del ferrocarril en la década de 1920, que las trilladoras se trasladan a los entornos de las estaciones y de la línea férrea, buscando tanto nuevas fuentes de energía como la reducción de los costos de transporte. Es en la ciudad donde, transformadas en casas comercializadoras y exportadoras, marcan su presencia con edificios-fábrica de gran escala y estilos arquitectónicos diversos, desde aquellos coloniales y republicanos hasta modernistas. En ellos se agrupan la mayor cantidad de mano de obra industrial de las ciudades cafeteras (2) y su localización impulsa la construcción de asentamientos y barrios operarios a su alrededor. 

Foto: Archivo histórico | Conjuntos Industriales Cafeteros en diferentes lugares del Eje Cafetero.

 Configuraron así, junto a los conjuntos férreos y  los barrios obreros, verdaderos  Conjuntos Industriales Cafeteros (CIC) (3), donde llegaron por primera vez los avances técnicos –el tren, la electricidad, la tecnificación del beneficio del café-, se iniciaron los procesos de modernización de las estructuras sociales –surgimiento del proletariado industrial, la mujer obrera, las organizaciones sindicales-, y se introdujeron nuevas tipologías arquitectónicas  y urbanas. En este sentido, definieron un nuevo centro urbano con todas las características de la modernidad: su morfología rompe con los patrones urbanos tradicionales de la manzana heredada de la colonización antioqueña (80x80m) y se transforma aquí en una supermanzana industrial (140x500m), donde convergen funciones urbanas diferentes, antes dispersas:  en el conjunto ferroviario, el transporte y las comunicaciones; en las trilladoras, el trabajo y la producción; y en el barrio operario, el habitar. 

 No obstante, estos conjuntos difícilmente han subsistido hasta hoy en las principales ciudades de la región. Tras la substitución del sistema ferroviario por el de carreteras a partir de la década de 1960, estas trilladoras fueron desactivadas y muchas veces demolidas para ser trasladadas hacia las periferias urbanas, sobre las grandes vías nacionales de conexión con los puertos. Actualmente, fuera de las estaciones férreas que son protegidas legalmente, las demás edificaciones vinculadas al procesamiento, almacenamiento y transporte del café han sido desmanteladas o se encuentran, además de deterioradas y abandonadas, desprovistas de significado y de apropiación social. Es este el caso de las edificaciones ferroviarias de Armenia -bodegas, hotel y casa de jefe de estación- y sus trilladoras vecinas: Amelia, Colombia, entre otras; los doce conjuntos férreos rurales de Pereira y la recién demolida trilladora La Marina en el sector del Parque Olaya Herrera; y la trilladora Indiana donde hoy se encuentra el centro comercial Fundadores, en cercanías a la antigua línea férrea y al preservado conjunto férreo de Manizales.

Foto: Archivo histórico | Conjunto Industrial Cafetero en Pereira
Foto: Manuel García | El tren en Pereira, año 1954

HACIA UNA TRANSFORMACIÓN CREATIVA DEL PATRIMONIO INDUSTRIAL CAFETERO​

 Trilladoras, conjuntos férreos y barrios obreros son herencia de la cultura industrial cafetera y por tanto deben definirse como patrimonio industrial, en la medida en que este “comprende los vestigios de la cultura industrial que poseen valor histórico, tecnológico, social, arquitectónico o científico. Estos vestigios engloban edificios y maquinaria, talleres, fábricas, minas y lugares de procesamiento y refinamiento, depósitos, centros de producción, transmisión y utilización de la energía, medios de transporte y todas las estructuras e infraestructuras, así como los lugares donde se desarrollaran actividades sociales relacionadas con la industria, tales como habitaciones, lugares de culto o de educación”(4) Si bien en Colombia se ha hecho una tardía aproximación a este campo de estudio (5), concentrándose sobre todo en el patrimonio ferroviario, ya se empieza a superar su protección como objeto aislado para dar lugar a miradas más amplias de sus contextos urbanos. Por tanto, en el ámbito del Paisaje Cultural Cafetero es preciso resignificar estos bienes dentro del contexto del territorio agroproductivo, para profundizar en las relaciones de los procesos productivos, sus objetos, espacios y actores, con la estructuración del paisaje. 

En esta dirección, las experiencias latinoamericanas de intervención sobre el patrimonio industrial que han resultado más exitosas priorizan tres principios, de acuerdo con el historiador y crítico de arquitectura argentino Roberto Segre: “1. favorecen la producción de capital local o nacional para generar obras sociales, 2. comprenden una transformación territorial y 3. usan el potencial creativo del mundo marginal”. Dentro del Eje Cafetero, aunque son muy prematuras las intervenciones de este tipo y no siempre se responde a estas prioridades, se han realizado proyectos de rehabilitación de las estaciones férreas centrales de las tres ciudades capitales de la región como parte del Plan Nacional de Recuperación de Estaciones de Ferrocarril, existente desde la década de 1990, y de Planes Especiales de Manejo y Protección de bienes de interés cultural del ámbito nacional, desarrollados en la última década. 

Foto: Tatiana Rivera Pabón | Antigua estación del ferrocarril de Pereira en el Parque Olaya Herrera.

    Al respecto, se destacan  tres proyectos recientes que soportan nuevas formas de economía creativa en la región: en primer lugar, la reutilización de las bodegas del conjunto férreo de Armenia para albergar el Museo de Arte de Armenia y el Quindío (MAQUI), que hace parte del proyecto Centro Cultural Metropolitano La Estación y contempla la construcción del teatro municipal en la antigua trilladora La Amelia, plazoletas, parques, biblioteca, ludoteca, conservatorio y otros sitios de esparcimiento público.   

Duván López Yepes | Museo de Arte de Armenia
Foto: Archivo MAQUI | Museo de Arte del Quindío (MAQUI)

En segundo lugar, la reciente restauración de la estación central de Pereira y de uno de sus vagones para albergar la sede de los programas de turismo, gastronomía y artes circenses del Sena y un café al aire libre, proyecto que busca fortalecer la reactivación del Parque Olaya como centro de encuentro ciudadano y como destino de turismo cultural.

Artículo de interés: Los sorbos de la memoria, Café El Vagón del Centro Cultural SENA en el parque Olaya Herrera de Pereira.  

Foto: María Laura Idárraga| Los visitantes degustan de las preparaciones de café de los alumnos del SENA. El sitio funciona desde julio de 2019 como una escuela de formación multipropósito.

Por último, en el corregimiento de Caimalito, área rural de Pereira junto al Rio Cauca, donde fue construido uno de los conjuntos industriales más complejos de la región, se lleva a cabo el proyecto de cualificación del área central que gira entorno a la rehabilitación de la estación de ferrocarril y de sus bodegas. No obstante, al ser uno de los corregimientos más pobres y densamente poblados del municipio, se cuestionan los usos propuestos para los edificios férreos – sede del gobierno local y futuro Centro de Emprendimiento y Desarrollo Económico-, que más allá de valorizar la vecina zona franca, podrían más bien estar relacionados al bienestar social de la comunidad, complementando los usos educativos, artísticos y culturales que allí se llevan a cabo hoy en día.

Foto: Tatiana Rivera Pabón | Almacafé, funcionó contiguo a la estación del Cuerpo de Bomberos del corregimiento
Tatiana Rivera Pabón | Estación-casa // Jefe de estación en el corregimiento de Caimalito

Estos proyectos demuestran que, si bien las trilladoras y demás espacios industriales cafeteros obsoletos han perdido su relevancia funcional y económica en la ciudad, se presentan hoy en día como espacios ideales para construir lazos con la memoria y la identidad, lugares en donde se cuestionan los tiempos de la ciudad, que generan extrañeza por el cruento destino al que llegaron, pero en donde es posible repensar un futuro a partir de un presente silencioso. En esta medida, responden a la definición del urbanista catalán Solá Morales del terrene vague (6), una de las aproximaciones teóricas más destacadas al problema actual del vacío urbano. De acuerdo con el autor, en la medida en que la ciudad viene siendo construida por los intereses económicos, alejándose de los valores culturales, se crean incontables espacios nuevos mientras otros son dejados al abandono y, como resultado de las funciones estatales disminuidas y de los cambios en los modelos económicos y políticos, surgen vacíos en el territorio. Estos vacíos urbanos son una forma de ausencia del banal presente productivista, “son los sitios privilegiados de identidad, de encuentro entre presente y pasado, que al mismo tiempo se ofrecen como un último reducto descontaminado en que se ejerce la libertad individual”. 

Antonio García 1978 | Evolución de las trilladoras de café (tipo antiguo)
Antonio García 1978 |Mesas de escoger en las trilladoras de café
Foto: Carlos Escobar (1995) | Escogedoras de café

  A partir de esta aproximación y de la valoración de las trilladoras y sus conjuntos como bienes culturales constituyentes de un patrimonio industrial cafetero, pueden ser pensadas nuevas posibilidades para reutilizarlas creativamente e integrarlas a las dinámicas urbanas y territoriales actuales del Paisaje Cultural Cafetero.  Pero para ello deberían priorizarse ante todo acciones de planeamiento que integren gobierno y ciudadanía en su reapropiación y que valoren el patrimonio, más que por su valor como objeto de consumo, por el valor de uso que le dan sus habitantes. De esta manera, se podría recuperar la función original del patrimonio, vinculada históricamente a la construcción de identidades y culturas provistas de continuidad histórica, es decir, no solo como una cuestión del pasado, sino una forma incluyente de proyectar el futuro.

REFERENCIAS:

1 En el caso de La Julia, en inmediaciones del Cerro Canceles, además de dar fuerza a su beneficiadora de café molido, proveía de energía a otras empresas como “a la luz eléctrica que sirve a la ciudad, a la trilladora de don José Carlos Villegas, a la fundición de Don Antonio Quintero y a la trilladora y maquinarias de la misma hacienda” (Arango, 1981). En este sentido, también se destaca la trilladora de la Hacienda El Polo, ubicada en el camino a Santa Rosa, cuyos propietarios, que conocían bien los frutos de aprovechar sus fuentes hídricas para producir energía, fundan la Empresa y la Planta de Energía de la ciudad en 1914.

2 Varios autores coinciden al respecto:  de acuerdo con Duque (1963): “la trilla de café era una actividad perfectamente industrial y que ocupaba centenares de obreros, sobre todo mujeres. Es significativo que en ella aparecieron por primera vez los sindicatos obreros y que también en ella se produjera la primera huelga de importancia que conoció la ciudad (Pereira)”.  García (1978) afirma “el sector más voluminoso de trabajadores del café es el correspondiente a trilladoras”; Escobar (1995) amplia: “este sector es el que mayor fuerza de trabajo presenta, para la década de los años 30, dentro de la industria cafetera; también es la que tiene mayor diversificación y desarrollo “. Ramírez (2010) en trabajos más recientes reitera “el proceso de trilla de café se concentró en los centros urbanos, en los cuales se dieron relaciones de contratación asalariada y los obreros asalariados empleados en las trilladoras representaron la mayoría de la fuerza de trabajo del sector manufacturero del país”.

3 Para mayor detalle ver Rivera, Tatiana. (2015) El Conjunto Industrial Cafetero: actores y agentes urbanos en la construcción de la Pereira moderna. Tesis de Maestría en Urbanismo -ProUrb, FAU, UFRJ, Rio de Janeiro. 

4 Definición de patrimonio industrial de acuerdo a la Carta Patrimonial de Nyzghuil Tagil, Comité Internacional para la conservación y defensa del Patrimonio Industrial TIICH, 2003.

5 Su origen data de la década de 1960, cuando el crecimiento acelerado, la renovación y refuncionalización de los centros urbanos europeos hizo inminente la destrucción de edificios representativos de la cultura industrial.

6 Acepción francesa que hace referencia tanto a lo indefinido e ilimitado, como a lo vacío y obsoleto. Por un lado, terraine hace alusión a una porción de tierra en condición expectante, mientras vague, denota la ausencia de uso, la indefinición, el movimiento, la fluctuación.

EDIFICIOS HISTÓRICOS, EJEMPLARMENTE REHABILITADOS COMO ESPACIOS DE ENCUENTRO Y PRODUCCIÓN CULTURAL

Muchos edificios históricos, así como estructuras industriales (trilladoras de café) suelen quedar en desuso, deterioro y abandono por los cambios económicos, sociales y tecnológicos que emergen. 

En una sociedad de cambios impredecibles como la nuestra, donde los usos, funciones y modos de relación se transforman continuamente, se hace cada vez más necesario que los edificios tengan capacidad de adaptación y se posibiliten como contenedores versátiles capaces de albergar incluso usos aún no conocidos.

 En este sentido, muchos espacios para exposición, creación o difusión cultural y artística se han desarrollado teniendo como base la memoria implícita en las arquitecturas de sus ciudades, entendiendo muchos de estos edificios de valor patrimonial, estructuras abandonadas o incluso ruinas como manifestaciones tangibles de la historia del lugar. 

Es por este motivo que, al gestarse proyectos de carácter cultural, muchas veces se suelan valorar los edificios preexistentes en el sitio, optando por operar mediante intervenciones puntuales que permitan alojar nuevos usos, pero a la vez pongan en valor las obras originales.

Como complemento al concepto de lo que hemos llamado híbridos industriales, pero también como un ejercicio de proyección, incluso de deseo, presentamos una muestra de proyectos de diferentes tamaños y en diversos lugares del mundo y del país que ejemplifican como muchas de estas infraestructuras, logran, evidenciando su carácter histórico, convertirse en espacio culturales y creativos para el futuro.

Soho, New York

Foto: juntosnyc.com

Cuando se piensa en adecuación de espacios industriales, como lugares para artistas, es inevitable la referencia a Soho. Inicialmente, desde 1840, era un barrio bajo conocido como Hell’s Hundred Acres (‘Los cien acres del infierno’) del Cast-Iron District (‘Distrito del hierro fundido’).  Se hizo famoso como un vecindario de artistas durante los años 60 y 70, cuando los espacios eran baratos debido a que las antiguas fábricas eran convertidas en lofts y estudios. 

Hoy Soho es la muestra del patrón conocido como gentrificación, que consiste en que el barrio subió en la escala socioeconómica, lo que llevó finalmente a un éxodo de la mayoría de artistas, dejando únicamente las galerías, las boutiques, los restaurantes exclusivos y, como nuevos inquilinos, a los yuppies.

El Matadero, Centro de Creación Contemporánea (antes galpón de carnes i), Madrid, España

Foto: Maria Castillo

Esta central tiene origen en 1908, y desde los años 20 funcionó como centro de sacrifico y mercado industrial de carnes.  La inclusión a mediados del año 2011 en el Parque Madrid Río hace que el Matadero sea un espacio cultural dentro de un parque situado en la ribera del río Manzanares.

Sobre lo que es actualmente, dice su página web: ¨Matadero Madrid es un centro internacional de cultura y de creación artística del Ayuntamiento de Madrid que desarrolla en sus diferentes naves una extensa programación que incluye exposiciones, teatro, festivales, música en vivo, cine y proyectos audiovisuales, conferencias, conversaciones y talleres, residencias para artistas, programas educativos y actividades para familias. Es un lugar vivo para el disfrute de la cultura, para la experimentación artística y para el debate de ideas en los ámbitos de las artes visuales, escénicas y performativas, el diseño, la literatura, la cultura digital, la arquitectura y otras muchas prácticas creativas. Su programación se construye a través de la diversidad de las instituciones que componen el centro y de ambiciosas líneas de trabajo transversal, interdisciplinar y en conexión con redes internacionales. Matadero fomenta el encuentro de lenguajes en busca del intercambio y de la contaminación entre diferentes modos de producción cultural de manera que se faciliten las experiencias interdisciplinares. Es un ecosistema que alberga en sus naves usos, iniciativas y agentes muy diversos. Que enlaza los saberes artísticos con la investigación científica y tecnológica. Que trabaja desde la proximidad, pero con la mirada puesta en las problemáticas que trascienden lo particular…¨

El antiguo edificio en ruinas, se convierte hoy, en un referente mundial de lo que es un distrito creativo. 

MALHA (antes, galpón de almacenamiento), Santiago de Chile

Foto: archdaily.co

A partir del aprovechamiento de la estructura existente de un edificio de almacenamiento se genera un nuevo espacio democrático de debate y aprendizaje para promover reuniones e intercambios. MALHA cuenta con un estudio fotográfico, un estudio de costura y pequeñas oficinas para residentes, proporcionando diferentes formas de apropiación y ocupación al tiempo que promueve la realización de desfiles, mercados, debates y proyecciones de películas.

Contra Monumento (antes Casona Colonial del siglo XVII), Bogotá

Foto: archdaily.co

Este espacio para la memoria es a su vez un área para la producción y exposición de obras artísticas. Localizado en una antigua casona que se presume del siglo XVII, de tipología colonial, abandonada y en ruinas, el proyecto pone de manifiesto la necesidad de crear una arquitectura que sea invisible, horizontal y sin jerarquía, donde los vestigios existentes, abiertos e inacabados se articularan en un dialogo con la nueva construcción. 

Facultad de Arquitectura U. Nacional, (antes bodegas del cable aéreo), Manizales

Foto: Maria Castillo

 El diseño y la construcción de la antigua estación ferroviaria del cable aéreo que cruzaba la cordillera central hasta el rio Magdalena, es considerada obra emblemática para el departamento de Caldas, se realizó entre 1913 y 1922. Años después, 1977, Ferrocarriles Nacionales le donó estas instalaciones a la Universidad nacional. Los antiguos galpones para almacenar café y papa, hoy se conservan como talleres de la facultad de arquitectura, mientras los alrededores inmediatos del edificio contienen la biblioteca, el museo y salones especializados, además de una amplia terraza que se integran con el entorno paisajístico. 

Hotel Uno, (antes almacén de abarrotes de época republicana), Pereira

Hotel Uno

Una casa republicana ubicada en los alrededores de la antigua galería que sirvió por mucho tiempo como almacén de abarrotes y depósito de granos, es aprovechada para el uso mixto de un hotel, restaurante, bar, corredor de exposiciones y centro de espectáculos. El espacio se propone resignificar un entorno urbano. 

A partir del aprovechamiento de la estructura existente de un edificio de almacenamiento se genera un nuevo espacio democrático de debate y aprendizaje para promover reuniones e intercambios. Es un escenario para las nuevas apuestas culturales de la ciudad donde caben todos los perfiles. Como su nombre lo indica, es todo en UNO:  hotel, restaurante, bar, galería de arte, café, restaurante, espacio para yoga, cine club, sala de conciertos y conferencias, entre muchas otras actividades.

En palabras de Daniel Zuluaga Giraldo, su creador, “con la apertura del lugar lo que se buscó primero fue contribuir a la renovación urbanística del sector, donde pretendemos que cambie su vocación comercial, tradicionalmente de ferreterías, frutas y verduras, a algo más turístico, café, alquiler de bicicletas, agencias de viajes, queremos que sea diferente en la noche cuando la zona presenta otros fenómenos delicados, entonces soñamos con hacer de esta y las cuadras adyacentes, con personas que están dispuestas a invertir en negocios alrededor, una experiencia global en un ambiente local”.

Mira más de nuestro especial La Divisa: Paisaje Creativo

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