ESCUELA DE AUTOPROTECCIÓN FEMINISTA ROSA ELVIRA CELY

  • Cuándo: Fecha: 12 de agosto de 2020

Autor: María Laura Idárraga

Reúne a más de 4.000 mujeres de diferentes países de Latinoamérica para aprender a defenderse física y mentalmente,  y hacer frente a los abusos y agresiones por parte de los hombres.  También fortalecer su autoestima, la confianza, la seguridad, el autocuidado y la protección colectiva. 

  Lo que comenzó siendo un lugar de encuentro para hablar sobre autoprotección feminista entre amigas, hoy – debido a la pandemia por la covid 19 –  es un espacio virtual donde se reúnen más de 4.000 mujeres de diferentes países de Latinoamérica para aprender a defenderse y hacer frente a los abusos y agresiones por parte de los hombres.   

Xiomara Carvajal, una de las mujeres que conforman la Escuela de Autoprotección Feminista Rosa Elvira Cely en Pereira, no sale del asombro cuando habla de la cantidad de mujeres de diferentes lugares del mundo que se inscribieron a través del formulario para participar en las clases virtuales que se empezaron a promover durante el mes de julio del presente año. 

Afiches de los encuentros promovidos desde febrero de este año.  Primero de manera presencial, luego, una vez decretado el aislamiento, migraron a la virtualidad. 

Fueron en total 4.221 mujeres de diferentes ciudades de Colombia, México, Argentina y Chile, quienes encontraron en estas clases un espacio para aprender sobre feminismo y defensa personal. Y no es para menos, ya que según el informe publicado en 2019 por el US News & World Report, de los mejores países del mundo para ser mujer, Colombia está entre los 10 últimos; ocupando el puesto 72 de una lista de 80 países encuestados. Guatemala aparece en el puesto 75 y México en el 60. 

“Estas cifras son reflejo del miedo que tenemos las mujeres latinas, pues en nuestro continente se encuentran algunos de los países más machistas del mundo, por mayor cantidad de feminicidios cometidos”, explica Carvajal.  

Según informe de 2019 del US News & World Report, de los mejores países del mundo para ser mujer, México y Colombia ocupan el puesto 60 y 72 respectivamente de una lista de 80 países encuestados.

De acuerdo con el Observatorio de Feminicidios de Colombia, en lo que va del año se han registrado 292  feminicidios en el país (42 en enero, 46 en febrero, 42 en marzo, 26 en abril, 31 en mayo, 54 en junio, 50 en julio y 1 en agosto), siendo junio el mes más crítico con 54. Entre enero y julio de 2020, 24 de los feminicidios registrados fueron contra menores de 18 años, 13 de los cuales fueron contra menores de 14 años. La línea 155, manejada por la Policía Nacional, brinda asesoría a mujeres víctimas de violencia. Según los cálculos del Observatorio Colombiano de las Mujeres se han registrado 6.733 llamadas entre el 25 de marzo al 14 de mayo del presente año. 154% más que en 2019. Risaralda además ocupa el puesto 11 entre los departamentos con más número de llamadas. 

“Que todas estas mujeres se hayan registrado por medio de un formulario es evidencia de que estamos perdiendo el miedo y que estamos buscando espacios colectivos para defendernos”, dice Angélica Aguilar, otra de las integrantes de la escuela en Pereira.

Antecedentes e inspiración. 

En Bogotá desde hace cinco años existe la Escuela de Kick Boxing Rosa Elvira Cely, que inicialmente se llamó Escuela Popular de Defensa Personal y era de carácter mixto. Su nombre es un homenaje al caso de Rosa Elvira Cely, que debido al impacto causado por su brutal muerte a manos de un compañero de estudio en el Parque Nacional de Bogotá, derivó en la Ley Rosa: «por la cual se crea el tipo penal de feminicidio como delito autónomo, para garantizar la investigación y sanción de las violencias contra las mujeres por motivos de género y discriminación”.

Dicha ley busca prevenir y erradicar violencias y adoptar estrategias de sensibilización en la sociedad colombiana; garantizando el acceso de las mujeres a una vida libre de violencias que favorezca su desarrollo integral y su bienestar, de acuerdo con los principios de igualdad y no discriminación.

Se reunían para sus entrenamientos en el Parque Nacional de Bogotá, entre las seis y las siete de la noche. Debido a que este era un sitio muy oscuro y solitario, comenzaron a reflexionar sobre lo que significaba: entendieron que era necesario fortalecer y formalizar más el espacio. Hoy es una escuela para todo tipo de mujeres; autónoma, auto gestionada y sin costo, para el entrenamiento y la reflexión sobre el feminismo y el autocuidado.  Y además asesoran a sus compañeras en Pereira. 

 “La escuela inició por la necesidad de crear un espacio donde las mujeres entrenaran para aprender a defenderse de las agresiones que sufren tanto en el espacio público como en el privado, pero además porque entendimos que era importante fortalecer nuestro cuerpo como parte de una formación integral como mujeres”, explica Sybil Sanabria Puerto, integrante de la Escuela de Kick Boxing Rosa Elvira Cely. 

Es una escuela de autodefensa feminista que no solo implica aprender herramientas que permitan a las mujeres defenderse de una situación en la cual su vida esté en peligro, sino también fortalecer su autoestima, la confianza, la seguridad, el autocuidado y la protección colectiva de las personas que las rodean y hacen parte de la escuela. 

“Entendemos que la autodefensa no es la solución a las violencias que vivimos, sin embargo es necesaria como una forma de actuar inmediatamente frente a lo que está pasando. También hablamos de violencia y cuál es nuestra perspectiva frente a ella. Es un espacio donde nos estamos pensando y transformando. No se trata de promover la violencia sino el legítimo derecho que tenemos como mujeres para defendernos frente a todo tipo de agresiones”. 

Se estima que el 35 por ciento de las mujeres de todo el mundo ha sufrido violencia y/o sexual por parte de un compañero sentimental o violencia sexual por parte de otra persona distinta (estas cifras no incluyen el acoso sexual) en algún momento de sus vidas. Las mujeres que han sufrido violencia física o sexual por parte de un compañero sentimental presentan tasas más altas de depresión y más posibilidades de tener un aborto o de contraer el VIH que las que no han experimentado este tipo de violencia.

Algunas apreciaciones de las estudiantes

Para Valentina Allan, participante de las clases que se realizan virtualmente, la escuela es la oportunidad de empoderar a las mujeres desde el fortalecimiento y la resistencia física, pues lastimosamente vivimos en una sociedad que no se preocupa por el cuidado de la mujer de manera íntegra, por lo que es natural que en diferentes espacios se sientan vulnerables y débiles físicamente.

“Se nos ha enseñado por lo regular que la actividad física se realiza para tonificar o moldear nuestros cuerpos de acuerdo a unos estándares de belleza, pero resulta que en estas clases aprendemos que las mujeres somos fuertes para defendernos y enfrentar situaciones complejas, tanto física como mentalmente”. 

Durante una de las jornadas de entrenamiento realizadas antes de la pandemia en la plazoleta de la Gobernación de Risaralda.

En las clases se conocen las zonas en las que es más efectivo dar un golpe al momento de defenderse y cómo debe hacerse, las formas de cubrir el cuerpo, acondicionamiento físico, trabajo de piernas, golpes básicos, cubrimiento, ganchos, entre otras habilidades.  

“Las mujeres hemos estado alejadas de las confrontaciones físicas, o de ese conocimiento del cuerpo para defendernos; todo esto nos ayuda a tener más certeza a la hora de hacerlo”, dice. 

Reconocer la grave situación por la que atraviesan las mujeres en algunos países de Latinoamérica, así como los peligros de la sociedad, fue el primer paso para buscar espacios seguros y alternativos para ellas, reconocer sus capacidades para romper con ciertos estereotipo sociales frente a su cuerpo.

Debido a la gran cantidad de mujeres registradas, la Escuela tomó la decisión de realizar sus clases desde su cuenta de Facebook, a través de videos en vivo que las mujeres pueden reproducir innumerables veces. La primera clase ya cuenta con 3869 reproducciones y ha sido compartida 70 veces. Se espera que en los próximos meses continúen creciendo no solamente en cantidad de mujeres participantes sino también en cuanto al número de profesoras con formación en enfoque de género y técnicas de Kick Boxing y artes marciales. 

“Esto es un proceso de mujeres para mujeres. Pensar la seguridad de nuestro cuerpo desde un enfoque de formación no solamente físico sino también feminista, donde también se hable sobre sexualidad o empoderamiento y se invite a la reflexión y a cambiar el paradigma de sentirnos expuestas o vulnerables”, finaliza Angélica.

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